Traducción de «Scottish Werebear: A Painful Dilemma»

«Hombre oso escocés» es una saga de la escritora británica Lorelei Moone. Cada una de las seis partes es una historia autorresolutiva, aunque se aconseja leer los libros en orden, ya que un hilo conductor conecta cada historia con las demás.

Parte 5: Un dilema doloroso

Reseña / Review

Henry Weston no puede soportarlo más. Hace tiempo que su trabajo en la Alianza parece tratarse cada vez menos de proteger a los cambiantes de sus enemigos, y más de vigilar a su propia gente y asegurarse de que no rompan ninguna de las reglas de la Alianza. No era para eso que se les había unido, así que es momento de hacer un cambio. Hay un solo problema: su compañera y colega Margaret no está para nada de acuerdo, de hecho no parecen coincidir en nada últimamente.

Mientras tanto, la nueva asistente del líder de la Alianza Adrian Blacke, Gail McPherson, parece tener las mismas dificultades a la hora de adaptarse a su nuevo trabajo. Los ideales que la llevaron a unirse a la Alianza no se condicen con la realidad diaria, y anhela algo diferente.

Cuando ambos se conocen, saltan las chispas e incluso comienzan a oír los pensamientos del otro, tal como solo los verdaderos compañeros pueden hacerlo. Pero Henry ya tiene una compañera a la que le debe su lealtad, más allá de sus desavenencias. Si Henry y Gail no pueden ser amantes, al menos pueden aliarse en una nueva causa: la formación de una Nueva Alianza. Lo que sigue a continuación es una batalla entre la sensatez y la emoción, la lealtad y el destino.

Muestra de traducción / Translation Sample

Source text

Henry checked his watch and shook his head, even though there was nobody to see him do it. This was the last straw.

Here he was, on what looked to be a perfectly pleasant winter’s day, spying on one of his own. And why? Because Adrian Blacke, self-appointed leader of the Alliance Council himself had ordered him to. Just ensure our secrets are being kept, Blacke had said. He’s never lived according to our customs, with our rules. There’s no way of knowing if we can trust him.

Nonsense.

Hadn’t Matthew Argyle and the human woman, Leah Hudson, been through enough already?

After being abducted as a child and sent to live with strangers, finally, Matthew had found out the truth about himself. And clearly – if the activity going on inside was anything to go by – he’d found himself a mate as well. Good for him.

But if Blacke had his way, Henry would march in there and arrest both of them for violating the secrecy requirement all shifters are meant to live by. Fraternizing with humans was frowned upon in the best of circumstances, but recently Blacke had reached new heights of paranoia and decided to outlaw it completely.

What was the point of keeping their existence secret, if their main enemy, the Sons of Domnall knew all about them anyway? They were growing in numbers, organizing themselves, and turning more militant by the day. And by staying in the shadows, the shifters were playing right into their hands.

It was much easier to convince people to fear the unknown when nobody argued for the other side.

Henry had had these thoughts before, but the more he considered it, the more certain he’d become. Education was the way forward.

Target text

Henry miró su reloj y sacudió la cabeza, aunque nadie estuviera allí para verlo. Ésta era la gota que rebalsaba el vaso.

Aquí estaba él, en el que parecía ser un hermoso día de invierno, espiando a uno de los suyos. ¿Y todo por qué? Porque Adrian Blacke, el mismísimo autoproclamado líder del Consejo de la Alianza, se lo había ordenado. Sólo asegúrate de que nuestros secretos estén a salvo, había dicho Blacke. Él nunca ha vivido de acuerdo con nuestras costumbres, con nuestras reglas. No podemos saber si podemos confiar en él.

Tonterías.

¿No habían tenido ya suficientes problemas tanto Matthew Argyle como la humana Leah Hudson?

Luego de haber sido secuestrado cuando era tan sólo un niño y enviado a vivir con humanos, Matthew finalmente había descubierto la verdad sobre sí mismo. Y claramente, considerando la actividad que sucedía en el interior, también había descubierto su pareja. Bien por él.

Pero si Blacke se salía con la suya, Henry tendría que ingresar y arrestarlos a ambos por violar el voto de secrecía que rige a todos los cambiantes. El confraternizar con humanos era, en el mejor de los casos, algo a desaprobar, pero recientemente Blacke había alcanzado un nuevo nivel de paranoia y había decidido declararlo absolutamente ilegal.

¿Qué sentido tenía mantener su existencia en secreto, si su peor enemigo, los Hijos de Domnall, sabían de ellos de todas maneras? Estaban creciendo en números, organizándose y militarizándose día a día. Y al quedarse en la sombra, los cambiantes no hacían otra cosa que jugar a favor de ellos.

Era mucho más fácil convencer a la gente de que había que temer lo desconocido, cuando nadie defendía al lado contrario.

Henry había tenido estas ideas antes, pero mientras más lo pensaba, más en lo cierto se sentía. La información era el camino a seguir.

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